En este post te platicare acerca de que “no eres lo que los demás piensan que eres”.
Si escuchaste bien no eres lo que los demás creen y piensan que eres, sin embargo muchas veces lo creemos y comenzamos a actuar tal como los demás creen.
Por eso vi importante platicarte un poco de mi historia y algunas anécdotas que viví desde mi niñez.
Parte de mi niñez y juventud, crecí en ambientes que me recordaban que no encajaba.
Por lo menos es así como me sentía, pero no sólo lo sentía, si no, personas con las que me topaba me lo recordaban.
Siempre fui distinta, me molestaban cosas que a los demás normalmente les gustaban o simplemente no les tomaban tanta importancia como yo.
Y mostraba mi inconformismo, lo que hacia que mis padres, sobre todo mi mamá se molestará, a la vez que todos notaban mi enojo, y claro les molestaba.
Por eso, me catalogaban como “payasa”, u otras cosas más, y claro eso me frustraba bastante.
Porque en mi cabeza, me decía: “¿Por qué tengo que soportar estar en una fiesta a altas horas de la madrugada, solo porque mis papás están aquí, pasándosela bien?
¿Por qué tengo que ser de cierta forma, porque mis familiares me dicen que si sigo siendo como soy, no voy encajar, y les caeré mal a las personas?
¿Por qué debo venir amontonada en una camioneta con mis familiares, si a mi esto no me produce nada de entusiasmo?
Esas y mil situaciones más, claro ahora entiendo que debía comprender más la situación o el momento y aguantarme un poco, ser más tolerante.
O simplemente hacer un sacrificio por mi familia, pero eso no quería decir que dejara de ser yo.
Eso me causo mucha confusión y tristeza.
Porque no esta padre no encajar, o ver que la gente te trate “con pincitas” para que según me la pasará bien.
Porque estaba claro me daba cuenta lo que hacían, pero eso hacía que me sintiera peor.
Ya que me hacían sentir que era una mala persona, desagradecida o sabe Dios que pasaba por su mente.
Ahora no me importa, porque se que no soy lo que piensan que soy, ahora me conozco más.
Estaba tan confundida porque las personas empiezan a crear un molde de ti, y de verdad que te lo crees y de repente empiezas a actuar como ese molde.
Ahora entiendo que no era una obligación convivir o encajar en el ambiente.
Y también no tenía porque agradarme el ambiente de mis familiares, o las opiniones de las amigas de mi mamá, solo porque a ella le agradaban y era su ambiente.
Claro podía esforzarme y sacrificar horas de sueño, o convivir un poco más con mis familiares, y hacer más cosas.
Pero también nunca entendí, que podía decir no quiero ir, no me gusta ese ambiente y prefiero hacer otra cosa y así evitar situaciones que me ponían al limite.
Con esto quiero recordarme que Elián no tiene porque hacer cosas que yo quiera hacer, o convivir con personas que a mi me agradan.
Podremos llegar a acuerdos para hacer cosas que a los dos nos gusten o sacrificios para hacer lo que al otro le guste.
Pero siempre respetando su opinión, no quiero que Elián sea como yo, o como su papá, quiero que sea Elián, y su opinión vale tanto como la nuestra.
Para nada lo quiero obligar hacer cosas solo porque así va encajar.
Si no le gusta o no quiere, por mucho que a mi me encante, eso no quiere decir que es lo correcto.
Y recordarle que no siempre hay que creer lo que los demás piensan que es.
Cuéntame ¿si te paso algo similar?, o ¿si hizo sentido contigo?
Yo me cree un molde y pensé que así debía de ser, pero me di cuenta que eso comenzaba a generar mucha culpa.
Recuerda nunca es tarde para conocer quién eres.